Sus vaqueros I

Supongo que escribiré alguna vez más sobre sus vaqueros, y también supongo que lo haré con un ápice más de inspiración.

Hoy he pasado el día recordando lo maravillosa de su figura con esos vaqueros. Y lo agradable del tacto de pasarle el brazo tras la espalda y notar esa cazadora vaquera. Podría decir mil cosas sobre ese tejido y su historia, podría incluso tratar de emparentarla con mi propia historia pero ésta vez estoy aquí para describir lo insinuante de su cuerpo.
Dos lunares, uno en cada lado del cuello y a cada cual más temeroso, más precipitado. Uno en el cosido del cuello al torso como bien dije, el otro justo bajo su mejilla. Recuerdo estar sentado junto a Ella viendo la tele y mirarle, describir ese lunar posado justo bajo la mejilla, bajo la mandíbula, sería espectacular pero creo que hoy me faltan palabras.
Quisiera describir sus vaqueros y lo inefable de tratar de imaginarlos, porque ya no puedo, me parece casi un pecado capital. Pero he de hablar del cosido. De cómo Ella y esa prenda se convierten en una sola persona y de cómo, sin Ella saberlo, me sedujeron.
No chavales, no me estoy refiriendo a su ‘culo’, no estamos ya para esas tonterías, lo mío es mucho más profundo, mucho más íntimo. Tendríais que ver como intentaba alcanzar la pimienta blanca el día que cenamos en mi casa. Tal vez sea la única vez que no me comporté con Ella como debiera, y no por mal caballero sino porque en ese momento quise quedarme sentado, esperándola. Sin ninguna mirada morbosa, solamente con la mirada de alguien que en ese momento comenzaba a prendarse (como sinónimo de enamorarse) de Ella.
Nunca imaginé que pudiera fijarme incluso en el cosido del lateral de la pierna izquierda, la verdad es que nunca imaginé que pudiera hacerme sentir todo lo que hizo. No Ella, sino su pantalón.
Y no, hoy no hablaré de Ella. Supongo que tendré bastantes veces en la que hablar de su sonrisa, de lo que me encanta oírle sonreír y sobre todo de lo que me encanta ver cómo se pone de puntillas y enlaza nuestras manos para darme un beso.
(…)
Acabo de colgar el teléfono. He hablado con Ella y de nuevo he escuchado su risa y cómo habla, con qué melodía y con qué maravillosa voz. Ella me hace sentir cosas que nadie había provocado, me hace sentirme eterno, futurible, comprendido, amado, … pero lo mejor de todo es que me hace sentir mejor persona.
Le he prometido algo bonito, le he dicho que no encontraba una inspiración eficaz en la música que escuchaba mientras paseaba con mi perro antes de tratar de hablar de sus vaqueros. Al final la he encontrado. Su voz... Y que le veré dentro de un par de días.

Para ti este susurro al viento,
Nacido de mi alma y de mis manos.
Sólo para ti este grito de silencios.
Oda sincera de versos callados.

Para ti es todo mi tiempo y mi canto.
Mis largos días, mis horas cortas.
De mis ramas, tus melodías, también los pájaros.

Sólo para ti es mi sueño y mi desvelo,
Lo que me digo y lo que no cuento.
Lo que sí siento y te revelo.

Para ti son esos abrazos que no te he dado,
Esos besos que no te han encontrado
Y que no nacen si no estás tú a mi lado.

Sólo para ti sonríe y llora mi ser,
Se pasea mi sangre por las venas.

Para ti es lo que tú quieras tener,
Mi vida ya se muere entre tus rejas.

Ciao!
e per il mio consiglio… Buena Suerte y Hasta Luego
Posted on 23:25 by E and filed under | 0 Comments »

0 comentarios: