Las Crónicas del Nota

[listenin’ Bunbury – Infinito (versión D.F.)]

Prólogo

Hoy tengo mucho de lo que hablar, parrafada, así que ya os podéis poner cómodos porque se os avecina un rato agradable si realmente os gusta leer esta web como me decís cada vez que nos vemos. De todos modos mucho os gusta pero nunca me ponéis comentarios a un post ni mensajes en el ‘chat’ que os puse a la derecha… :)
El viernes fue una noche muy especial, ya os he contado algunas cosas sobre ese día pero al ser Sabbath no quise explayarme demasiado, así que hoy puedo escribir tranquilo ya que, aunque es domingo, es distinto. Ya ha jugado Osasuna así que para mí ya ha terminado el fin de semana.
El viernes comencé mi particular camino por el bosque de los enamorados, atravesarlo es una tarea un tanto difícil porque no sabes a ciencia cierta si la otra persona siente lo mismo y eso hace que no digas nada de lo que sientes, no le hables demasiado de lo que comienzas a sentir por Ella. Algo tan especial y tan bonito, piensas, debería decírselo; pero.. y si Ella no siente lo mismo? Pensará que me estoy precipitando, que tengo prisa, puede incluso que le entre ese miedo tan odiado: “hemos de dejarlo porque no siento lo mismo por ti que tú por mí”… Me gustaría llegar al final del bosque y poder saberme totalmente amado.

[listenin’ Bunbury – Luna]

Capitulo I - Yo

Qué bonito es el camino que me está haciendo recorrer Ella. Me hace sentir cosas que no había sentido, me hace sentirme realmente bien, feliz… El viernes a la noche me lo pasé genial cenando juntos. No cenamos mucho pero como era una cena en forma de tapas pues eso nos permitía hablar y poder contarnos cosas sobre nosotros, yo creo que sirvió para conocernos un poco mejor. Todavía.
Sí, todavía. Pensaréis que en este poco tiempo que nos vemos no podemos conocernos, que realmente tampoco nos ha podido dar tiempo a darnos cuenta como somos el uno y el otro pero yo ya tengo sensaciones muy cómplices para con Ella. Ayer a la noche, como ejemplo, vino a la bajera y estando juntos hubo un momento en el que a mi me apetecía fumar, cogí un cigarro y se lo ofrecí pero Ella me lo devolvió, dijo que seguro que me apetecía. Pues sí, me apetecía mogollón echar ese cigarro en ese preciso instante, pero le dije que no, que no me apetecía.
- De verdad? - decía Ella.
- Sí sí…
- Yo creo que te apetece más a ti e?
No se realmente porqué le dije que no. O bueno sí. Inconscientemente acababa de darme cuenta de lo que Ella comenzaba a hacer en mí. Por una vez no sentí miedo. Me sentí muy afortunado por poder estar allí con Ella y sobre todo, me sentí muy optimista sobre lo que podría haber entre los dos. Me estaba conociendo! Y hay quien dice que es difícil.. Pero Ella lo consigue… increíble verdad? Yo me quedé anonadado mirándole a los ojos. Si no hubiese habido nadie en la bajera en ese momento hubiera saltado sobre Ella y le hubiese dado un abrazo fuerte pero a la vez cariñoso para decirle con él que me va a tener ahí y que no le faltará de nada…

[listenin’ Bunbury – Voy a perder la cabeza por tu amor]

(…) me he quedado apoyado sobre mi mano izquierda recordando sus ojos y la sensación de ayer tras el cigarro. Me siento muy afortunado. Ahora mismo dispongo en mi boca de una especie de sonrisa tonta, de esas que tienes cuando a los dieciséis años te han besado por primera vez. Fabuloso…
Antes hemos hablado por teléfono, hace un rato, y le he dicho algo que no me escuchó el viernes a la noche cuando esperábamos a la villabesa para llevarle a casa. Estábamos sentados en la marquesina y Ella sonreía continuamente, estaba feliz creo. Casi podría estar seguro de que lo poco que bebimos a los dos nos puso en ese estado porque nos sentíamos bien, felices.
Ella miraba hacia uno de los lados de la marquesina observando a algunas personas que estaban apoyadas. Justo miraba al lado contrario donde estaba yo, a su derecha. Llevaba un rato mirándole a los ojos, a esas estupendas mejillas, y esa maravillosa sonrisa, y en un momento, sin esperarlo, me salió del alma
- Me estoy enamorando.
No me pudo escuchar y me miró.
- Qué?
- Nada nada…
No se lo repetí, me había salido sin pensarlo, del alma, y no quería repetírselo premeditado. Creo que esas cosas se tienen que decir cuando salen, no?

[listenin’ Bunbury – Con el alma en los labios]

Capítulo II - Ella

El miércoles le acompañe a su casa cuando quedamos. Hasta la puerta casi, le dejé a unos cien metros. Hablo del miércoles porque fue la primera vez que pude tener la más deliciosa de las sensaciones. Cuando salimos del bar donde habíamos estado le abracé por la espalda mientras caminábamos y posé mi cabeza sobre su hombro derecho. Mis manos las dejé descansar sobre su vientre, sobre su barriguita. Ella abrazó con sus brazos los míos y su cara la reposó sobre mi mejilla izquierda. Fue lo más agradable que había sentido nunca.
Tuvimos algunas palabras acerca de su estómago. Le dije que era perfecto. Y a los días, el viernes, pude incluso ver su ombligo. Es una maravilla. Me dijo algo gracioso respecto a su infancia. Dijo que cuando era pequeña y se enteró de que el ombligo era un nudo le produjo una pequeña depresión :)

[listenin’ Bunbury vs AC – Confesión]

Quería aprovechar el capítulo de Ella para dedicárselo a Ella. Así que en lugar de ‘Ella’ debería haber puesto ‘para Ella’, pero bueno. También quiero dejar bien claro que lo que voy a hacer es bastante contradictorio porque no me gusta decir ciertas cosas a través de un escrito en web, o hablar ciertas cosas por teléfono; pero creo que aunque me lo proponga no podría decirle lo que realmente siento, dado que entre unas cosas y otras acabas poniéndote nervioso y no das pie con bolo.
Margarita, mi babita, hay cosas que aunque no te des cuenta me hacen sentir completo y tranquilo. Las caricias de tus manos sobre las mías, esos besos en el cuello en la noche que pasamos juntos. Contigo he encontrado algo que hacía mucho tiempo creí que nunca sería posible tras tanto desengaño. He encontrado por fin la tranquila pero firme marejada, la libertad del vuelo, como de paloma escapada..
Cuando te miro a los ojos siento que me miras al corazón, tus ojos sostienen la mirada y algunas veces se me eriza el pelo de lo que provocas. Pero a veces cuando te miro también me pregunto qué puedo ofrecerte si ves que lleno de problemas camino por mi vida, que me falta tiempo para disfrutar muchas veces de lo que quiero y que no poseo ningún bien ni dinero. Que puedo darte? La mezcla explosiva que encienda tu imaginación? Qué puedo reglarte y qué puedes aceptarme? Palabras escritas en un papel? Qué podría darte si todo me parece poco para poder decirte y demostrarte todo lo que para mí eres y lo que me vuelves loco..
No puedo ofrecerte más que mi presencia cuando me llames, el hombro para que descanses, las manos para acariciarte y decirle a tu alma al rozar tu piel lo que significas al pequeño y huidizo corazón que tengo, y que le arrebatas cada latido, cada gota de sangre y cada suspiro..
Y quiero serte sincero: te daría los mil problemas que tengo, las miles de cosas que pasan por mi cabeza, las preocupaciones que me agotan, los días a veces difíciles que compartirás a mi lado, días en que harto de todo el sol no aparece y se vuelve nublado.
Qué puedo ofrecerte si no es todo eso?
Si a pesar de todo estás dispuesta a soportar todo eso que es mi vida quizá pueda hacer que no te arrepientas y aunque todo mi egoísmo se desvanezca se que contigo conoceré el amor hasta la muerte.

[listenin’ AC – El Tercio de los Sueños]

Capítulo III - Los hechos

La noche de ayer comenzó rápida. En media hora tuve que bajar de casa a comprar el alcohol para la cena de la noche, tuve que prepararme algo de cenar e ir a buscar a mi Margarita. Pude quedar con Ella y pude estar un buen rato. Podríamos haber estado solos a la noche pero mientras iba camino de sus besos pensé que igual era mejor acercarnos a la bajera y estar allí los dos con todos, así podría conocerme en una cena con todos mis amigos. Quise presentarle al ‘Nota con amigos’. Recordé que mi Oráculo me dijo un día que en ningún momento me hiciera pasar por algo que no era, que me muestre tal como soy.
Le acompañe a la villabesa y me despedí de Ella con un gran pesar en el pecho, no quería dejarle ir, sería dentro de una semana la próxima vez que le viera y eso me provocaba una especie de punzada aquí dentro que me amargó toda la vuelta hacia el lugar de la quedada. Me lamenté de que el tiempo se consume y que yo para él no cuento, que va pasando el tiempo, me voy enamorando cada vez más y cada vez más sufro por no verla… Aunque supongo que es normal, es normal que quiera estar todo el día a todas horas con Ella.
Mientras estuvimos en la bajera ocurrieron algunas cosas de interés que le prometí contar aquí ya que en la bajera me parecía mal hacer.
Mi muñeca derecha tiene dos pulseras, una con correa negra y otra de plata. Las dos tienen plata y representan lo que formo, a lo que tiendo. La de la correa negra me la trajo my fuckin’ brother desde Egipto. Tiene inscrito mi nombre con esas extrañas letras y le tengo bastante aprecio dado que me la regaló mi hermano. No tiene demasiada historia, supongo que a medida que pase el tiempo la adquirirá, no he de tener prisa, pero la otra si que tiene su historia.
Es de plata, cuando la elegí me permití el lujo de pedirle al joyero
- por favor, quiero una pulsera, una esclava, con forma de cadenas…
las de Navarra. Tiene dos inscripciones, en la cara se lee mi nombre con letras normales y en el dorso un número, el 18. Por qué ese número? Es el día que comencé a salir con cierta muchacha “un tanto” inmadura, pero además desde entonces representa algunos datos curiosos en mi vida reciente. Me han pasado muchas cosas en días dieciocho, la última?
- No se si darte dos besos o uno
Y esa es la historia de mis dos pulseras, en la muñeca izquierda llevo una goma de pelo negra que me dio mi hermana La_NoTa un día de cachondeo y el reloj de plata que me regaló mi tío hace unos cuatro años, creo.

[listenin’ Bunbury – Los Restos del Naufragio]

Por la bajera aparecieron mi Oráculo y Flipi. Me hizo ilusión verles, aunque estaba más pendiente de mi Margarita que de otra cosa, quería que la noche la pasara perfecta el rato que estuviéramos.
El Oráculo me riñó porque no visito su página, le dije que para qué iba a verla todos los días si escribe ciento a viento, pero me riñó porque ésta semana no la he visitado. Me dijo algo que me asustó. Dijo que me enrollo mucho en mi página… lo creéis así?
Estuvo Flipi. Pude probar de nuevo y por última vez en un par de meses el sabor del humo denso y esto provocó que lo poco que había bebido se me subiera a la cabeza de unas maneras que ya creí olvidadas.
(…) Algún día tengo que hacer una cena y venís a la bajera todos.

[listenin’ Bunbury – El Rescate]

Cuando le dejé a mi amada Margarita en el autobús regresé hacia la bajera y dejé mi abrigo ahí, la discoteca donde se celebraba la graduación de un miembro de la mesa cuadrada (la bajera) estaba cerca así que me ahorré un dólar de la percha.
Cuando entré dentro estuve buscándoles el tiempo que me cuesta beber dos cubatas, qué horror. Y les encontré porque me encontré a alguien que había ido al baño, que si no todavía estoy allí.
Muy a gusto, Tequila con amigos y uno en solitario recordando a mi Margarita, que a esas horas, pensaba yo, estaría tapadita con la manta y durmiendo plácidamente.
Justo cuando cogí el baso de tequila en la mano me pregunté por qué brindaría y tras pensar unos segundos saqué el móvil y vi algo por lo que había brindado con Ella la noche anterior:
- Por qué brindamos? –preguntó.
- Pues no sé. Lo que quería darte en éste momento para que brindáramos no he aguantado y te lo he dado antes así que me he quedado sin recursos.
- Pues invéntate algo ahora, puedes?
- Ahora? –le respondí. He de mencionar que estábamos en mitad de un bar y me resultaba raro intentar imaginar algo bonito- vale!

Brindo contigo a los ojos
y porque durante mucho tiempo
no suframos las causas de los enojos,
para que sigas sintiendo lo que por ti siento.

Para haberlo escrito en el móvil, en dos minutos, en mitad de la noche y en un bar está bien no? A Ella le gustó. O eso dijo… Pero con el beso que me dio después me lo creí :)
Levanté el vaso y bebí justo después de terminar de leerlo. Tragué con fuerza, con rabia, y me alejé de la barra dando intensas caladas al cigarro que tenía en la mano derecha mientras esquivaba gente.
Estaba dolido, jodido más bien. No estaba Ella y por vez primera me sentía sólo en un desierto de gente. Por vez primera le eché de menos de esa manera tan enrabietada…
Al salir del antro fuimos a la bajera y cuando todos se fueron me quedé allí yo sólo, decidí poner Bunbury en la minicadena y me fabriqué mi billete de ida para el viaje por el humo denso. Subí a casa y traté de escribir algo en web pero sólo alcancé a escribir ‘los días a tu lado son profesores’ y me tumbé en la cama.

[listenin’ Bunbury – Canto (el mismo dolor)]

Capítulo IV - …y final.

Me gustaría terminar hoy con una frase de Andrés. He decidido escribir con Bunbury de fondo, pero se me ha colado una canción de él y… quiero acabar como se terminan las grandes corridas de toros: con una gran estocada.

“Brindo por seguir queriéndote toda la vida
casi está lleno el baso con la sangre de otra herida”

Ciao... Aquí acaba mi resumen…
Y un abrazo en tu vientre…
Posted on 22:37 by E and filed under | 0 Comments »

0 comentarios: