La gamba

Me acabo de encontrar una página web que daba 4 entradas a una fiesta de Madrid a quien respondiera de manera más original la siguiente pregunta: “Lo peor de meter la gamba es que luego hay que sacarla. Todos tenemos alguna anécdota sobre aquella noche en que metimos la gamba. Cuál es la tuya?”
Yo creo que gano:

Todo viene por una teoría que tengo yo sobre las chicas de ésta ciudad, Pamplona.
Mis amigos y yo nos autodenominamos ‘socialmente tímidos’ porque no nos acercamos a hablar con nadie que conozcamos, es algo a lo que nos ha acostumbrado ésta ciudad.
A todos los tíos de aquí nos ha pasado alguna vez que nos miren raro e incluso por encima del hombro con mirada despectiva cuando nos hemos acercado a pedir un cigarro. Entonces mientras la respectiva muchacha te da fuego y enciendes el cigarro piensas: “a ver tía, que sólo quiero fuego, no pretendo nada más.. o al menos todavía..”
De ésta forma en Pamplona nos hemos ganado a pulso el ser ‘poco sociables’, ‘sosos’ e incluso llegué una vez a oír que somos ‘super cerrados’…
Todo mentira, claro. Simplemente que ellas nos acostumbran así y luego no hay manera de comportarse de una forma medianamente normal.
Somos muchos los que hemos salido de fiesta por otras ciudades y al acercarse alguien a hablarte te sientes impresionado y sorprendido: “me está hablando a mi?”
En fin, os cuento…
La noche en que metí la gamba.
Uno de mis amigos es gordito; entrado en carnes, vamos. Esa noche en una discoteca de aquí de Pamplona se le acercó una tía a hablarle que estaba muy bien. Él se pasó hablando con ella un buen rato hasta que fueron a la barra y una vez allí se acomodaron. Yo no quería molestarle a mi amigo, sé que es chungo ligar por aquí y encima para uno de nosotros más, pero tenía una curiosidad que me estaba empezando a picar demasiado. Así que me acerqué a ellos tras mucho rato de conversación:
-Oye tío, necesito saber algo.
-Mira, os presento. Bla bla bla..
-Vale vale, encantado –y me dispongo a salir de dudas-. Oye, te importa que te haga una pregunta?
-No, que va! Dispara –me dice la chica con sus deliciosos labios.
-Mira verás… ee.. tu no eres de Pamplona verdad?
En ese momento ella preguntó por qué y le expliqué que las tías de Pamplona son cerradísimas y que me resultaba increíble que alguien como ella se le presentase un tipo sin conocerle de antes.
En ese momento cogió el bolso de la barra, dio media vuelta y se perdió entre la multitud.
Mi amigo me mira y se empieza a reír mientras me dice…
-Tío, eres gilipollas o qué? Estaba a punto…
-Lo siento. Tenía que saberlo.
Posted on 03:13 by E and filed under | 2 Comments »

2 comentarios:

Anónimo dijo... @ 12:56

Jejeje! como se nota que estamos en bandos distintos ¿eh? Tú en el de los chicos y yo en el de las chicas. Fijate yo.. me he declarado en "huelga"... porque termine agobiandome. Porque aunque no te lo creas.. je la MAYORIA de los tíos que se nos acercan sin conocernos es porque quieren un rollo. Yo hablo desde mi experiencia, que je es totalmente distinta a la tuya... :). Pero este fin de semana estuve bastante tiempo hablando con el chico de la voz... muy majo y yo no hacia más que pensar.. que no la cague por favor, que no la cague... he intente liarse conmigo... por favor... jejeje Y NO LO HIZO!!! GUAU!!! Y eso que se fueron sus amigos y mis amigas y nos quedamos solos hablando y cerramos el Otano. Ole, por él: 100 puntos. Me dejo impresionada (quizá esa por sus 33 años).

Anónimo dijo... @ 23:09

Realmente le jodiste el ligue a tu colega. Ya sabes que aquí follar no es pecado: es milagro. Soy de Madrid pero llevo trabajando aquí desde septiembre y todavía no acabo de creer lo poco que ligo desde que estoy aquí.

De todos modos esa reacción de la tía cogiendo el bolso y largándose de buenas a primeras me parece de ser una gilipollas.

En cuanto a la que escribe el comentario anterior, pues me parece que bien esta ser una estrecha, pero encima estar orgullosa es que es simplemente DEMENCIAL. Es igual de ridículo a que si yo me fuera de putas y fuera presumiendo por ahí. No entiendo que se pueda presumir de ser una mojigata, la verdad.