Consecuencias

..decidí entonces pasar unos días sin escribir. Se acerca fin de año y me propuse darme apenas unos días de inactividad. Saber que no tocaría nada en unos cuantos días me haría ver las cosas de diferente forma, y así mi cabeza no tendría siempre presente un enlace en Facebook o un nuevo post en el blog. Sería como dejar a la cabeza suelta como al niño que aprende a andar en bici: titubeante, pero avanza.

..decidí además que trataría de averiguar si realmente me es tan saludable hacerlo como lo que me comentó aquel psicoanalista. Y deduje que sí debe serlo, tal como él decía: “porque es una necesidad NoTa, y no estamos para callarnos. Tú ya has callado suficiente”. Y sí, tal vez haya callado, y tal vez me haya arrepentido de hacerlo, pero no me resulta tan agradable de tragar todo lo que yo haya podido vivir por haberlo hecho. Consecuencias, que diría Enrique..

..decidí salir, beber, el rollo de siempre. Decidí dejarme conocer y ser conocido una noche, y otra volver con los amigos. El saldo de horas de sueño marca nuevos hitos, estancado desde hacía meses, consecuencia (una más) de actos vividos. Sobrevividos. Aprendidos. Y es que el total de horas de sueño coincide perfectamente con estados de tranquilidad, pero también de nuevas formas de entenderme a mí mismo, otra consecuencia de tratar de valorar lo aprendido e interiorizarlo. Lo bueno de esto es que ahora el nivel de tolerancia ha aumentado considerablemente hasta ponerse justo debajo del de la admiración.

..decidí beber en familia y divertirme comiendo, algo que no hacía desde hace tiempo. La noche buena facilitó las cosas, desde luego, pero el apio, el cardo y los hongos hicieron de príncipes en mi cuento de noche buena, y dejaron de ser simples bocados, como un sapo que al beso se transforma. Cada trozo de la tierra me supo a gloria y cada sorbo de vino me llevó a una parte de nuestra geografía. Cené y lo hice sentado. Por fin. Sentado sobre la silla y sobre los hombros. Dejé la mochila a un lado, miré a mi familia y me dispuse a vivir. Bajé a la tierra mil veces y la toqué con mis propias manos cuando me acordaba de mil situaciones vividas. Me flagelé en algún momento por haberlas vivido, pero también por recordarlas en ese ahora. Ahora.. fue la palabra que escuché de un maestro cuando hablaba de saber vivir.

..decidí desprenderme del negro. Me pregunté si soy yo por quien soy o si es por lo que me hacen ser las consecuencias de lo que vivo, y valoré la posibilidad de hacerme pasar por ciego en el Amor, al menos por un tiempo. Pero, tal como me imaginaba, eso es miedo, terror, silencio, callarse las cosas. Y me volvería a tropezar, caer y hacerme más daño. Y todo por no haber aprendido. Me pasé al blanco carbonara, no es blanco del todo, sabe rico y tiene un punto oscuro que lo deja casi perfecto cuando es espeso. Además tiene clase. Y hace que uno sepa comportarse siendo más yo y menos los demás.

..decidí sentarme a ver la vida pasar. Y al hacerlo ví las consecuencias de todo lo que soy y de todo lo que no soy. Me ví tentado a levantarme cuando el frío caló en los huesos, consecuencia del frío pamplonés, pero me mantuve firme y probé tolerancia, silencio y ganas de vivir mientras veía vida. Ví suerte y exasperación en el mismo metro cuadrado. Pasaron por delante de mis ojos: la verdad orgullosa, el complejo de incertidumbre, la cábala pícara y la furia contenida. Y yo, sentado, fui más yo y más sentido que nunca.

Buena Suerte y Hasta Luego
Posted on 03:12 by E and filed under | 0 Comments »

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