Cuerdas

Ayer me decía Pablo que algún día me encontraría a mí mismo y que ese puede ser el mejor o el peor momento de mi vida. Ayer me decía esto mientras tumbado con el ordenador terminaba ya de redactar mis últimos informes antes del final de la semana.
Quería tomarme un rato de asueto, justo entre del final de una cena estupenda y unos últimos apuntes y antes de caminar entre la noche hacia casa.

El número 15 ya no es el mismo porque no recorro las líneas que lo unen. Por eso y porque ya no hay líneas. Ni del 15 ni del cuarenta. Pocas son ya de hecho las líneas que recorro en éste mundo, son más las que llevo en mi consciente y que me veo obligado a recorrer cada día en perpetua penitencia, como si fuera algo que deba recordar y que sigo haciéndolo porque no encuentro la forma de salir de ellas.
Esas líneas son como la Teoría de Cuerdas del universo.
Sólo que creo que tengo una cuerda, una en particular, que logro entender pero que no consigo emitir una tesis en base a la cuál pueda obrar en consecuencia.
Mira, desprendo de todo esto que es por mí, que cada vez que alguien me ha dejado ha sido absoluta y solamente por mí. Y me explico..
Aquel día en el bar, la idea que recibiste era de un Nota seguro, más o menos bien situado, con un mínimo de cultura para hablar con él y con una seguridad en sus ideas total, y que por lo visto, te resultó familiar. Lo mismo podría decir con otros bares, con otras situaciones. .

Con el paso del tiempo te diste cuenta de que no era más que el reflejo de lo que viste, y pudiste sentir como esa seguridad se tornaba en nerviosismo cuando algo se estropeaba, pudiste ver con tus propios ojos que realmente eras tú quien necesitaba de esa seguridad que viste la primera vez, y que yo, como tú, era un ser que te necesitaba también.

Tal vez fue porque no supimos querernos como debía ser, tal vez haya que aprender a querer también.. pero me sigue quedando aquí esa espina por la que siempre me duelo, me hago caracol calamaresco y me llevo los pensamientos a cuestas, babeando y dejando un surco allá por donde pase.. de babas, de recuerdos que sangran y babean, de heridas que, al arrastrarse, se siguen abriendo, de carne infectada del roce al suelo..

Sí, la verdad es que igual tanta muestra de caballerosidad hizo que se envalentonara esa idea, de que uno de los dos era más alto, de que siempre eras tú la que te sentías en un pedestal y la que era admirada y yo, al ras, subía solo cuando tú no me veías.
Sí, tal vez fue eso.
Es eso..
El mecanismo que siempre lo dispara todo.
El momento preciso en el que ella se da cuenta de que sola no puede estar,
y no me ve capaz de subir,
porque yo se lo muestro queriendo o sin querer,
o porque aparenté no poder..

Me intriga eso y muchos otros temas,
pero la comida está puesta
y la cerveza no sólo bailará esta canción.

Buena Suerte y Hasta Luego
Posted on 14:51 by E and filed under | 0 Comments »

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