El Nota no recuerda el último día que pasó jugando al PRO en el viejo piso tunelado, con sus sofás bajos e incómodos, en donde vivió casi tres años de ocupación forzosa por conversaciones maquiavélicas, justo antes de volver a rutinas olvidadas. No pensó que cuando salió aquel día la última maleta, ya no iba a sentir lo mismo nunca más.

Anoche soñó verlo, soñó también que no estaba y que lo habían cambiado por uno mucho más confortable para así poder estar mucho más cómodos, sillones más amplios, pasillos más eternos.. hacia el baño..

Nota sí recuerda el día que decidió abandonar la escuela en la que aprendió, ya hace casi nueve años de aquello.. nunca pensó en profesionalizarse, sólo quería hacerlo y dejar una huella, mejorar lo vivido y lo proyectado.

Nota si recuerda el último fin de semana que pasó en el viejo piso, antes de que el pasado decidiera reafirmarse como tal y formalizara su propia definición. La próxima vez, meses después de que volviera a visitarles como pamploneses, se encontró con que vivían en un nuevo piso. Durante meses, cada vez que pasaba por la puerta, no podía evitar mirar hacia arriba, las ventanas donde se vivió tanto y donde se jugó tanto con el fantasma.

El Nota recuerda cada momento del último día que pasó allí y se estremece..

Nota si recuerda que cuando llegó el momento de cambiarse la ropa sabía que todo había cambiado y que nada de lo que habíamos soñado sería. Y nada de lo que habíamos sido volvería.
Pero no imaginó un verano que dio tan buena cosecha tras tener mucha paciencia. No recordó que las semillas de un viejo amigo brotarían y que esos brotes se convertirían en futuras semillas.

Y hoy El Nota no puede evitar pensar que añorará esos momentos, que han sido los nuestros, los de todos, y que ahora serán otros nuevos, con pasillos más largos y cocinas más amplias, con juegos como fantasmas vivos y cosechas más trabajadas.

Buena Suerte y Hasta Luego