Y lo entendí todo ayer, al volver a casa. Fue esa especie de punzada que te da en el estómago cuando sabes que algo crucial acabas de descubrir. Me di cuenta que tal vez mi sitio, o al menos la mitad de mi corazón que me falta, esté muy lejos de aquí. Ayer supe que no quería ser tu amigo. Al menos sólo eso no.
Sé que lo soy.. pero..
Sé que me quieres de manera diferente que quieres a muchos otros amigos..
Sé que no podrías llegar muy lejos sin saber o tener presente que tienes ‘un amigo’ aquí..
Sé que soy especial..
Pero quiero serte único.
Y muero.
No de cuerpo,
muero donde la muerte es muerte
y creo que es por eso mi estado de ánimo últimamente.
Cuando hablo contigo no paro de reír,
me olvido de todo y me encierro sólo en mi habitación
pero me duele colgar el teléfono o cerrar la ventana de conversación
y saber que no estás cerca de aquí.
Paseando me pregunté ayer cómo hacértelo saber.
Concerté una cita con mi monitor para hoy
y concluí que el método tradicional siempre me dio resultado,
para enamorarte,
para hablarte
y para mirarte.
A nuestra manera claro.
Sólo letras..