Me ha sorprendido gratamente levantarme del sillón y venir a la habitación para ver un par de cosas que me han encantado. Una aquí y otra en mi buzón de correo.

El ángel de ojos azules ha escrito en mi anterior comentario. Por lo visto sin comerlo ni beberlo he hecho que empiece a escribir de manera un poco más asidua, así que de alguna manera me siento orgulloso de mí mismo, porque, como dije, la chica parece maja y seguro que tiene mucho que contar.
Llevaba leyendo su página algunas veces y me ha sorprendido que por fin haya empezado a darle vueltas a su vida. Quiero contarte algo sobre tu último post..
Realmente no se cuantos años tienes, tal vez veintipocos o veintitantos, o veintimuchos, que me da igual, pero de lo que puedes estar segura es de que no eres la única que tiene esa sensación.
Hoy he estado con my fuckin’ brother. Por fin le he visto desde la vuelta de su Sevilla (ya suya) y lo he visto más distante que nunca. La verdad es que no se porque, ciertamente creo que se porqué (ahora no viene al caso), pero me ha sorprendido (y no se si para bien) la increíble velocidad que lleva la vida y lo lentos que vamos algun@s.
Hoy le daban su carro nuevo. Cuando me han dejado los dos ‘sevillanos’ en casa me he metido en el ascensor cabizbajo y pensativo. ¿Qué deprisa va todo no? .. ¿Qué lento voy yo no?
Me da igual cual sea la pregunta acertada.
Lo cierto es que ninguna de las dos lo es.
Siempre he asegurado que unos tenemos velocidades más rápidas para unas cosas y otros más lentas, dependiendo de las formas de ser de cada uno. Y hoy me he dado cuenta definitivamente.
Además as de sumar a todo éste cúmulo de situaciones que antes habíamos estado echando unas cañas con un amigo (de nuestra edad) que se casa en septiembre.
Imagínate la situación. Los dos sevillanos que se van con sus novias a trabajar pa Sevilla. El chico éste se casa en septiembre. Y yo. Yo.. ni boda.. ni novia.. ni trabajo.. ni o_tias.
Al final llega un momento en el que todo eso pesa.
Mira, si te sirve de consuelo un día hablando con alguien que me conoce bien me dijo algo que me dejó tocado. Me aseguró que mi problema estaba en que veía al resto a una velocidad pero que no me daba cuenta de que yo tengo otra (hasta ahí nada nuevo). El problema es que mi velocidad es más lenta porque llevo otra serie de pesos en mi mochila.
Aquella amiga tenía razón y yo a veces no me doy cuenta. Participo en asociaciones, me muevo en mi ciudad y procuro de alguna forma (y espero no ser malinterpretado) hacer más cosas, vivir un poco más..
Así que se supone que es normal que vea siempre más velocidad en los coches que me adelantan. Es normal, e incluso sano diría yo. Al menos para mí, porque cada vez que tengo esa sensación recuerdo lo que me dijo ella aquella tarde y es entonces cuando realmente toda esa sensación de “inutilidad” que te embarga al hacerte preguntas del tipo de ¿a qué me he dedicado? o ¿qué huella he dejado? o ¿qué relevancia? se convierten en una utilidad diferente.
A veces (creo yo) no se trata de dejar huella sino de dejártela a ti mism@. De tener la firme y sana convicción de que has hecho algo útil. Y es ahí cuando esa sensación de lentitud, de inutilidad, de irrelevancia, desaparece. Tal vez otros no lo vean así pero yo estoy convencido de que mi velocidad es fenomenal y como es mi vida y son mis cosas creo que nada ni nadie tiene porqué pisarme el acelerador. Tengo un pie para pisarlo y una mano si quiero cambiar de marcha, el problema que yo en mi camino me paro en muchas cosas que tal vez otros no se han parado a pensar que podrían haberlo hecho.
Así que olvida esas preguntas tontas cuando veas a un amigo tuyo con su mujer, a fin de cuentas.. :) take it easy.. :)

La otra cosa que me ha sorprendido ha sido el mail que Cats me ha dejado en el buzón. No voy a hacer ningún comentario sobre lo que me ha dicho, eso es algo que quedará para siempre entre nosotros, pero sí que quiero transcribir textualmente la última frase con la que ha terminado una especie de conversación que habíamos mantenido vía mail en el día de hoy.. :)

por eso, querido, si algún día vos y yo nos encontramos en una esquina donde regalen soles, nos miraremos a los ojos, nos sonreiremos y cada uno seguirá su destino, no te parece?

Buena Suerte y Hasta Luego