sin querer

No voy a escribir una historia. Hace ya mucho que no me sale nada digno y que tampoco es nada nuevo. Lo mejor es que al final sale cuando menos lo intento. Pero mira en qué se ha convertido todo esto. En un top de pensamientos y de historias, de apodos y vidas que a fin de cuentas es como si no fueran la mía, o que no lo es del todo. Apodos en los que me parapeto para pasar delante de tus ojos, para no escribirte..
Cuando termino y cierro el blogger siempre me hago la misma pregunta. Estás ahí? Tú lo lees? Ya han pasado días desde que decidí dejar de escribirte directamente; un poco por ti y otro poco por mí. Y entonces empecé a usar apodos para contarte cosas sin ser nuevas, reflexiones que a veces me representan a mí, otras a ti..
Hasta que llegó el momento en el que lo hacía sin que me lo propusiera. Solo salían; y ahora, mire donde mire, aún te veo escondida, como todos estos días, pero más callada, más sin decir nada que nunca. En esos sitios donde nadie te molesta pero yo puedo verte por esa rendija cósmica que todavía tengo contigo. La chica con la que quedé el otro día tenía tu postura callada y altiva, como la de esa actriz que a ti también te gustaba.. una chica como Clementine me recordaba ese punto indie y esa virtud para beber cerveza. La chica que veo todos los días que va caminando entre el frío al trabajo a las nueve de la mañana se mueve igual que con ese paso que tú caminas. Ayer me miraba otra chica como tú me mirabas aquella noche..
Y todo sigue, cuento el tiempo sí, y cuento historias últimamente, y el tiempo pasa y todavía me pregunto si volveré a verte, si lees esto.. porque créeme, no dejas de aparecer cual sombra en todas partes, no por que no me crea nada de todo esto, sino porque apareces al pensar la hora del día en la que estoy, te apareces en la tostada que tomo por costumbre con mermelada de fresa; y también apareces como una sombra que sé que no está en un mensaje en el móvil en la reunión de este sábado, y en el bar cuando tomo un cubata, o tomo un tequila a escondidas del resto de la gente, o en el vino (últimamente siempre Príncipe). Tu sombra está en todas partes, no eres una espina clavada, eres la lanza con la que atravesaron a Jesús, y ahora me toca resucitar.

Y no exaspero, pero siempre vuelves. Estás aquí, ahora estás aquí mientras escribo como escribía sobre aquella mesa al lado de esa cocina. Te veo mirándome como siempre, silenciosa y con los ojos abiertos, y seguro que extrañada por estas cosas que hago últimamente. Y al abrir internet y toparme con tu nombre y no escribir, porque sé que ese día ya nunca será igual nada.
Y te pienso eh? Como siempre, ya sabes, y me come algo por dentro que me mata, me enfurece, me hace sentir tremendamente culpable y sin remedio ni enmienda, y maldigo el día de aquel primer beso en el mismo sitio, pero así eres tú, y hasta eso me encantó, y entonces lo idealizo todo y empiezo a pensar la suerte al haber podido hacer todo lo que hice y de poder aprender ahora de ello. Por que si alguien tenía que enseñarme algo como esto, quién iba a ser mejor que tú?
Quiero decirte gracias. Gracias por hacer que me pasen estas cosas y que pueda aprender de ello.

Buena Suerte y Hasta Luego
Posted on 02:12 by E and filed under | 0 Comments »

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