Mi otro yo solía empapelar la habitación con tus mejores fotos. A menudo sintonizaba emisoras con canciones para el tiempo y la distancia y me leía todos tus poemas y tus cartas..

Mi otro yo me decía que podíamos drogarnos con recuerdos inventados. Yo me dejaba hipnotizar mientras caía la típica tormenta de otoño que dejaba cicatrices por las calles, y él se alejaba dejando al descubierto una luna llena que se instalaba siempre en mi ventana.

Mi otro yo me recogía cuando regresaba borracho de los bares verdes donde servían besos escondidos en el fondo de cada vaso. Me dejaba una moneda en el bolsillo, me acercaba tu fragancia y me ofrecía tu anestesia..

Ahora mi otro yo me observa en las estaciones de autobús y cuando paseo sin prisas por la ciudadela. Nunca falta a la cita.. Me dice "aquí te espero". Y, de repente, le veo en un concierto plagado de canciones tristes y veneno..

Y ahora me clava su mirada ojerosa y me sonríe a través de un espejo, mientras descanso en una smoking room, entre clase y clase de besos a distancia.

"No le pregunten quién soy.."