Que más da que la rosa pierda su lozanía al rato de cortarla,
si a poco que se mueva la brisa, tus sentidos lo llenara todo.
Que más da que al ruiseñor lo confinen en la cárcel de la tristeza,
si un gorgorito de tu garganta, es el mayor de los gozos para mi.
Que más da que al calendario se le caigan las hojas tan de prisa,
si mi tiempo a tu lado, ni se mueve, ni se acaba.
Que más da que el sol trasponga cada tarde el horizonte,
si a la luz de la luna, tus ojos me perturban el pulso.
Que más da niña, que me despierte a las primeras claras del día,
si toda la noche he estado alimentándome de ti.